lunes, 15 de diciembre de 2008

Alonso de la Torre y Montánchez (2)

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EN MONTÁNCHEZ NO SE MUERE NADIE
(Diario Hoy, 14 de diciembre de 2008)
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A 705 metros de altitud, en las faldas del Monte Viejo, que casi llega al millar de metros (998): Montánchez. El pueblo tiene 2.200 años. Fue cuatro siglos musulmán. Despúes jugó a perdedores: se entregó al aventurero portugués Geraldo Sem Pavor y apostó por Juana la Beltraneja. En su patíbulo fue ajusticiado Rodrigo Calderón, protegido del Duque de Lerma, y sufrió la inquina de los portugueses, que quemaron Montánchez para vengarse de otros incendios.
Pero Montáncez nunca ha perdido la gracia ni el gusto por la vida. Llegas al pueblo y nada más bajar del coche escuchas a una abuela que se contradice gritándole a su nieto travieso: «Maldito cristiano». Y al instante: «Hijo de mis entresijos». La abuela es delgada, fibrosa, enérgica, casi atlética. Es lo que tienen estos pueblos en cuesta y en sierra, que te mantienen en forma. En Montánchez había 2.141 habitantes en 2001. El censo del año pasado da 2.063. Pierde poca población. ¿Pero es por defunción o por emigración?
«En Montánchez no se muere nadie y cuando alguien se muere, se muere en Cáceres»... Sentencia de funerario, de José Ramón Hernández 'Canchaca', que regenta la mayor tienda del pueblo: Galerías Casa Grande, un bazar que se ha hecho con el monopolio de las defunciones del pueblo.
Antes había más decesos. En los años 60, sobre todo se morían niños. Sus entierros eran impresionantes. Lo recuerda Mari, una vecina: «Íbamos a buscar el cadáver los otros niños. Nos lavaban bien lavados, nos ponían el traje de los domingos, nos calzaban los zapatos negros de charol, nos mandaban a casa del niño muerto y cogíamos el féretro blanco por las asas para llevarlo al cementerio. Esas cosas no se olvidan».
Pero ahora no se muere nadie. Y si se muere, se le vela fuera, a pesar de que Galerías Casa Grande presta el servicio completo: ataúdes desde 600 euros y sillas de Carrefour para que en el velatorio haya asiento para todos los deudos. Pero a pesar de las facilidades, la longevidad es santo y seña del pueblo.

El prestamista y la joven

Tanto como la Casa Grande. Hace 25 años visitó Montánchez el escritor Ramón Carnicer y en su libro «Las Américas peninsulares, viaje por Extremadura» dejó escrita su sorpresa al encontrarse con esta Casa Grande, que fue levantada en 1870 por Francisco Álvarez Flores, un prestamista local que poseía gran cantidad de oro. La casa tiene tres plantas, está adornada con paneles de terracota y es de interior lujoso con frescos, columnas y estatuas.
Carnicer cuenta que el rico prestamista se casó con una mujer joven a la que sacaba 30 años. Tuvo un hijo con ella, pero el financiero murió al poco tiempo y su viuda heredó cuanto pudo acarrear. El caso es que se llevó el oro y dejó la casa, que ahora es propiedad de José Ramón Canchaca.
En su tienda se vende de todo: desde el ungüento infalible contra las hemorroides que prepara su amigo Foxta, que ya conocimos en otro de nuestros viajes por El País que Nunca se Acaba, hasta la última novela del escritor local Pedro Piedi. Se llama «De Roma a Don Benito», opta al premio Planeta, es comunista, atea y anticlerical y cada vez que venden una, el autor y su marchante se gastan la ganancia libresca en jamón y vino en el bar Pito Gordo.
Canchaca llegó hace años de Salamanca y ha tardado en extremeñizarse. Cuentan en el pueblo que una vez fue a Cáceres con los amigos, vieron un gato, un colega le dijo: «Sape, gato» y Canchaca le preguntó: «¿Es que conoces al gato? Como sabes su nombre: Sape».
Desgrana el comerciante-funerario estas historias mientras prepara unas costillas en su barbacoa modelo Mayor Oreja: «Me la hizo un albañil amigo de un guardia civil que había sido guardaespaldas de Mayor Oreja, le había copiado el modelo y me hizo a mí una igual».
Tanta grandeza y tanto pitorreo convierten a los montanchegos en ciudadanos singulares. Un famoso pintor hiperrealista de la realeza, el holandés Van der Wilde, que tiene casa y estudio en Montánchez, nos contaba en cierta ocasión que los de Montánchez son gente distinta. «Debe de ser el aire de la sierra». En busca de ese aire han llegado extranjeros y madrileños, gentes con ganas de tranquilidad y belleza que están comprando casas en el pueblo, donde ya hay un barrio al que llaman Guirilandia. Al propio Van der Wilde vienen a visitarlo Marina Castaño o las infantas de España.
En la Wikipedia se recogen los hijos ilustres que ha dado Montánchez: siete curas, siete militares, un escritor y un catedrático. No se recogen allí los personajes ilustres más recientes como la pintora Petra Galán, que celebra exposición de su obra estos días en el pub La Fontana de Cáceres; el hombre orquesta Jimmy Blues, que se ganaba la vida en el Metro madrileño tocando al tiempo guitarra, armónica y panderetas, pero ha regresado al pueblo y lo mismo ameniza los bautizos que trabaja a jornal con su asno; Sara Solomando, presentadora del programa La Tarde de Canal Extremadura; Eleuterio El Resucitado, camarero que creyó volver a nacer tras ser corneado en los toros de Coria o el verdadero Francisco Franco, conocido por Fruti el frutero.
Cuando Ramón Carnicer, que es leonés, llegó a Montánchez, se sorprendió al descubrir la casa natal de Antonio Senso Lázaro, montanchego que fue obispo de Astorga entre 1913 y 1941. Este obispo se despreocupó de que Gaudí acabara el palacio arzobispal astorgano y recibió la Cruz Blanca al Mérito Militar por sus servicios al ejército del otro Franco durante la Guerra Civil.
La historia no tiene una página de oro para monseñor Senso, pero sí para un desconocido curita montanchego que se llevó con él, Melitón Amores, canónigo, dramaturgo y poeta de verso armonioso que educó en la lírica a letrados tan ilustres como los poetas astorganos hermanos Panero o el investigador y crítico insigne Ricardo Gullón.
Además de por sus personajes con gracia y longevidad, Montánchez es famoso por sus jamones. Aunque eso es cosa muy sabida. Carlos V ya los apreciaba y nosotros, mientras nos cuentan historias, nos comemos uno de Tobías, de sus cerdos del camino de los molinos. En el pueblo hay nueve industrias jamoneras y llega otra de los gallegos de Coren.
Aunque lo realmente importante es el ambiente que reina en 'La Suprema' mientras Begoña sirve desayunos una mañana cualquiera. Entran unos turistas vascos y se extrañan: «¿Es que hoy es fiesta?» Pues sí, en Montánchez todos los días son fiesta.
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Alonso de la Torre

viernes, 5 de diciembre de 2008

Forges, "Jamón de Oro" de Montánchez

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El dibujante y humorista gráfico Antonio Fraguas (1942), conocido como Forges, recibirá esta tarde el Jamón de Oro "Villa de Montánchez" 2008. Ha publicado diversos libros y colabora con su viñeta diaria en El País y en las revistas El Jueves y Jano, aunque ya lo hizo antes en Diario 16 y El Mundo; participa asiduamente en programas de radio (Onda Cero, RNE, SER) y ha dirigido dos películas y varias series de televisión.
Es un hombre comprometido, implicado en diversos proyectos sociales, cuya obra se caracteriza por la ironía, por su refinada crítica de lo cotidiano. Es Premio a la Libertad de Expresión de la Unión de Periodistas de España y Colegiado de Honor del Collegi de Periodistes de Cataluña; en 2006 se le concedió la Creu de Sant Jordi (máxima condecoración catalana) y en 2007 el Consejo de Ministros de España le otorgó la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.
Es un honor para Montánchez contar con él en la nómina de personalidades que han recibido nuestro "Jamón de Oro" (ya lo hicieron entre otros Juan Echanove, Juan Margallo o Rodríguez Ibarra). Me consta, y los montanchegos se lo agradecemos de corazón, que desde el primer momento Forges mostró mucha ilusión e interés en conocernos de primera mano. Esta tarde el alcalde de Montánchez le entregará el premio, inaugurando así las "VI Jornadas Gastronómicas del Cerdo Ibérico" que puntualmente celebramos todos los años en esta hermosa localidad cacereña, en torno al puente de la Constitución.
Muchas gracias señor Forges; que siga alegrándonos con su oído sensible y ese cuidado lenguaje de la calle.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Alonso de la Torre y Montánchez (1)

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José Ramón Alonso de la Torre es de esos periodistas que me gustan, profesor de Lengua y Literatura y enamorado de la idiosincrasia de pueblos extremeños y gentes extremeñas, tradiciones bien heredadas y muchas complicidades. En este "Paseo por Montánchez" intentaré recoger (cuando se pueda) alguna de las impresiones montanchegas que mi admirado articulista de costumbres ha ido escribiendo a lo largo de los años en sus crónicas periodísticas. Me consta que nuestro pueblo es uno de sus sitios predilectos, de visita recurrente. Historias que mezclan lo real con la imaginación de lo literario. Merece muchísimo la pena. Seguro que a él le encantará mi atrevimiento. Gracias, querido amigo.
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TÚ, EL HÍPICO; YO, MONTÁNCHEZ
(Periódico Extremadura, 21 de agosto de 2003)
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El hijo, al hípico y los padres, a Montánchez, o a Valdefuentes, o a Malpartida... Llega el fin de semana de agosto y la familia cacereña se dispersa. Los padres se van esta noche a Montánchez, paradigma de un pueblo cacereño en verano.
El viaje es un sosegado placer de media hora. En cuanto se asciende, tras el cruce de El Parador, la temperatura baja tres grados y un fresquito que relaja te recibe con cariño. Aparcar en lo alto del pueblo es fácil. Encontrar el ambientillo resulta sencillo: solamente hay que seguir a la gente. Así se puede llegar hasta la plaza del Altozano.
El ajetreo es de aúpa: hay un bullicio intenso y variopinto, la plaza está ocupada por decenas de veladores y sillas y encontrar una mesa vacía es tarea de titanes. Se levanta una familia y ocupamos su sitio. Estamos en el bar Pito Gordo. Llega el jefe a tomar nota. "¿Oiga, a usted por qué le llaman Pito Gordo", se interesa curiosa una madre cacereña. "Cuando usted quiera se lo demuestro, señora mía", responde pícaro el jefe.

CERVEZAS Y JAMON

Comienza la noche distinta, la noche rural, la noche loca de la Extremadura marchosa, la de los pueblos, la auténtica. Seis cervezas y una de jamón de pata negra, 15 euros. No es mal precio para tanto placer. Una nativa recién llegada de Francia a la que apodan La Vierge nos informa de los ritos veraniegos de Montánchez.
"La cosa comienza con el chateo. Hacemos siempre el mismo recorrido: La Posada, La Bodeguilla, Club de la Tercera Edad, Calabria, Pito Gordo, Trinidad, Palomo, Chapete y Chus. Hacemos una doble ronda y acabamos a eso de las seis. Raciones no pedimos, nunca jamás, eso sería un insulto. Nos ponen pinchos: a primera hora, carne y cosas buenas, a última, aceitunas y altramuces, que en Montánchez somos muy finos y nunca los llamamos chochos".
En la población de Montánchez, los camareros piden siempre especificación: "¿Cómo te pongo el vino, del bueno o del corriente?". Clásicos de la ruta como el popular Foxta lo toman del corriente, del de la cooperativa. Otros más exquisitos como Botica lo toman del bueno.
Nada más acabar de comer, es decir, a eso de las siete, la partida. Se celebran en La Posada o en la terraza del Pito Gordo. "En Montánchez juegan tanto hombres como mujeres. Se juega dinero fuerte y ahí están Mari Pepa, Mari José y Carmen, a las que llaman las tahúres de Monte Culebro por su habilidad con los naipes", apunta La Vierge .

Las partidas se acaban sobre las diez de la noche. "Las madres se van a casa a dar de comer a los niños y les dan deprisa, como a los pavos, para volver a salir. Los padres comen un poquito chope y a la calle. Unas veces vamos a cenar a los chiringuitos de la sierra y otras, tras unas cervezas, nos vamos a los corrales" .

PUBS AL AIRE LIBRE

En una calle céntrica, diversos corrales son adecentados en verano y reconvertidos en pubs al aire libre donde se bebe y se baila hasta el amanecer. Las copas cuestan dos euros menos que en el hípico.
Aunque el descubrimiento más sorprendente de Montánchez son los dos chiringuitos del monte (el de Angelita, que era precioso, ha cerrado este año). Quedan por la carretera de la sierra, tienen unas vistas hermosísimas, cuentan con césped, flores, arboleda y comida barata y rica (tortilla, oreja, rabo, embutidos, caracoles, chuletas, pisto, gazpacho, chipirones, costillas, pinchos morunos, etcétera).
De regreso a Cáceres, padres e hijos coinciden en el portal de casa, chocan sus manos y sus sonrisas felices demuestran que quien no disfruta en Cáceres en el mes de agosto es porque no quiere.
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Alonso de la Torre

viernes, 21 de noviembre de 2008

CURIOSIDADES 1

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"Mapa topográfico de Montánchez" de José B. Garriga
(Lit. Uceda Hermanos, Badajoz, 1894)
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domingo, 16 de noviembre de 2008

CRONISTA OFICIAL DE MONTÁNCHEZ

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Ayer sábado se recogía la noticia en los dos periódicos regionales (Hoy y Extremadura), aunque en realidad mi nombramiento como Cronista Oficial de la Antigua y Leal Villa de Montánchez fue la tarde-noche del pasado viernes 7 de noviembre. Los e-mails y los mensajes y llamadas al móvil me tuvieron entretenido toda la mañana. Muchas gracias a todos.
Cuando a uno le nombran cronista de su pueblo natal se le agolpan rápidamente muchos sentimientos que pasean entre la satisfacción de un trabajo reconocido, la nostalgia por los que ya no están y la alegría de sentirse apoyado; si he estado unido siempre al devenir de Montánchez el compromiso sería a partir de ahora definitivo. Mi nombramiento oficial se ha producido a raíz de publicar a finales de agosto mi Historia de Montánchez. Desde sus orígenes hasta el siglo XXI (2008), donde reuní varios años de trabajo partiendo de lo que se había hecho hasta ahora; el resultado final ha sido un libro digno, serio y documentado que según mi criterio Montánchez necesitaba como base para futuras investigaciones (la Historia anterior, con alguna modificación, se publicó en 1894). Muchos -no todos- se han acercado para felicitarme y darme las gracias (ya se ha vendido prácticamente la edición de tres mil ejemplares); me han leído y se han emocionado tanto como yo cuando redactaba sus casi 800 páginas para hablar de raíces comunes, de nuestro pasado, de nuestro presente, en una especie de viaje fascinante...
Pues eso. El Cronista Oficial más joven de España y seguramente el más orgulloso y el más querido por su pueblo. Yo sí me siento (en esta ocasión) profeta en mi tierra.

lunes, 10 de noviembre de 2008

DE PROFESIÓN, CRONISTA

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Los cronistas, que se encargaban en la Edad Media de recoger de forma escrita las principales hazañas (normalmente batallas y conquistas) de los monarcas españoles, datan del siglo XV; una peculiar "profesión" que se mantiene en algunas localidades y ciudades del territorio nacional a base de dedicación. Muchos de ellos, unos doscientos cincuenta, forman parte de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales (RAECO).
La figura del cronista, que parece obsoleta y decimonónica, sigue existiendo hoy pero sus funciones han variado con el tiempo. Es un poco como el notario de los acontecimientos, de los hechos relevantes, tanto pasados como presentes, de los municipios; y de alguna manera el estudioso de la localidad, el “entendido” en diversas materias al que consultar temas de forma oficiosa.
Es “oficial” porque al cronista tiene que nombrarlo una corporación municipal. Es un cargo vitalicio y honorífico. En los pueblos pequeños es el que asesora a la corporación en materia de heráldica, calles, edificios históricos, patrimonio, etc. Un cronista podría hacer poco pero “nunca” va a ser una carga para el municipio porque no cobra nada; es un cargo totalmente gratuito y todos tratan de favorecer a su localidad. No hay que cumplir ningún requisito para ser cronista oficial ya que está sujeto al criterio de la corporación, que saben quién es y conocen su trayectoria. Normalmente suele ser una persona relevante que haya destacado en alguna faceta.
Hoy el cronista tiene que modernizarse mucho. El único pago que recibe es la satisfacción personal y el reconocimiento a su trabajo. Hay que sensibilizar a los alcaldes de la necesidad de esta figura, porque hay muchos municipios con importante identidad histórica que no tienen Cronista Oficial y ciertamente lo necesitan. El cronista ha aportado mucho a la historia pasada y a la presente. No debemos olvidar que la gran historia de España está formada de pequeñas historias locales y a esas se dedica el cronista. Debemos cambiar esa imagen para que no se le relacione con el antiguo régimen; el cronista es una mezcla de periodista, historiador e investigador muy vinculado al mundo actual, a la cultura y a la historia.